La falsificación es uno de los peores enemigos de las empresas y así lo demuestran las cifras. El comercio de productos falsificados y pirateados se está expandiendo a una tasa de 15% anualmente y hoy en día representa el 3,3% del comercio mundial.
Ante estos hechos, actualmente los fabricantes no solamente compiten por ofrecer el mejor producto o el mejor precio a las empresas, sino que compiten contra las falsificaciones de sus mismos productos que buscan destacar en el mercado con “precios más atractivos”.
Falsificación de productos, un problema de todos
Las falsificaciones son imitaciones no autorizadas de productos reales. La Organización Mundial del Comercio define un producto falsificado como una “representación no autorizada de una marca registrada transportada en productos idénticos o similares a los productos para los que está registrada la marca, con el fin de engañar al comprador haciéndole creer que está comprando los productos originales”.
¿Cuál es la verdadera amenaza de los productos falsificados?
En primer lugar, es el hecho de que un producto falsificado equivale a un producto de baja calidad. Si bien esto puede no parecer una amenaza seria (y para aquellos que a sabiendas compran imitaciones por razones superficiales, no lo es), la verdad es que los artículos de mala calidad pueden tener consecuencias reales y nefastas. Considere productos de imitación de maquillaje y cuidado de la piel. El paquete y el producto pueden parecer idénticos a los de la marca auténtica e incluso ser empaques originales ya desechados por el usuario, pero contiene productos de características muy inferiores, que cuando se aplican, pueden causar infecciones, alergias y erupciones cutáneas.
Otro ejemplo alarmante de estas consecuencias se encuentra en la industria de productos electrónicos, eléctricos y mecánicos. Los repuestos de automóviles falsificados, los teléfonos inteligentes, tabletas, o componentes e incluso los vapers pueden causar lesiones personales graves, incluso la muerte.
Inevitablemente, estas consecuencias tienen un impacto negativo severo en la reputación de una marca y, a su vez, en la confianza del consumidor. Dado que muchos consumidores no saben que el producto que compraron es falso, cuando el artículo no funciona correctamente, se desmorona o en general no cumple con sus expectativas, el cliente culpará a la empresa auténtica. Esto da como resultado que el cliente pierda la confianza en la marca, por consiguiente, no vuelva a comprar y a demás cuente su mala experiencia en su círculo social, generando desconfianza y consumidores potenciales que jamás compraran.
También existe una amenaza comercial de productos falsificados, ya que resulta en una pérdida de ingresos para la marca que se copia. En pocas palabras, cuando los falsificadores venden un producto que tiene el mismo aspecto que el original, pero a un precio más bajo, la marca auténtica perderá ventas.
¿Cómo evitar la falsificación?
Un embalaje con múltiples elementos de originalidad y autenticación visibles y ocultos puede desempeñar un papel importante para proteger a la industria de alimentos y bebidas de la avalancha de falsificación. Actualmente, los fabricantes utilizan la serialización, para identificar cada unidad de producto y poder hacer trazabilidad, además de contar con herramientas de autenticación instantánea del producto. Las soluciones de embalaje seguro se pueden implementar sobre las cajas tradicionales de empaque primario, etiquetas holográficas tamper evident, etiquetas publicitarias con terminados holográficos, cajas con acabados holográficos y fundas termoencogibles de seguridad con acabados holográficos. Es importante acompañar la actualización de empaques y serialización con una buena gestión de marketing dirigido a consumidores, y una gestión de cooperación con los canales de distribución.